El futuro es eléctrico – ¿Pero cómo lo mantenemos cargado?

A medida que aumenta la demanda de energía eléctrica en la industria marítima, ¡el gran desafío es cargar la infraestructura!

La infraestructura de carga de baterías es clave para el futuro de los coches eléctricos.

Los números publicados en 2020 sugieren que, si todos los coches en el Reino Unido fueran eléctricos, se necesitarían alrededor de 25.000.000 puntos de carga. Realmente son muchos cargadores todavía por instalar (en la actualidad, existen alrededor de 11.000) ¡especialmente ahora que el Gobierno ha anunciado que, a partir de 2035, solo se venderán nuevos coches de “cero emisiones” en el Reino Unido!

Aunque está un poco atrasada con respecto a la industria automotriz en cuanto a la adopción de la energía eléctrica, la industria marítima se está poniendo al día rápidamente y en los próximos años, se espera que las embarcaciones eléctricas e híbridas se conviertan en la solución de energía para una industria que reduce la dependencia de los combustibles fósiles.

Y aquí es donde se pone interesante. En tierra, hay muchos lugares para ubicar puntos de carga. Cada esquina tiene un poste de luz donde se puede instalar un cargador. Pero en la industria marítima, las cosas son muy diferentes. La marina tiene espacio mucho más limitado para los puntos de carga y la demanda podría fácilmente superar la disponibilidad. A esto se añade la necesidad que tienen los barcos comerciales de minimizar el tiempo de inactividad reservado a la carga de la batería y el resultado es un panorama desafiante.

Y no caigamos en el error de pensar que esta es una problemática lejana en el tiempo: ¡está siendo tratada ahora mismo!

Por ejemplo, en toda Escandinavia hay miles de transbordadores de vehículos que unen las comunidades de los fiordos en esta parte de Europa del Norte. Estos transbordadores son enlaces vitales, ya que, sin ellos, los vehículos recorrerían cientos de kilómetros adicionales cada año, utilizando más combustible, generando más emisiones y añadiendo horas a los tiempos de viaje. Pero como los transbordadores mismos generan emisiones de CO2, los gobiernos están tratando de reducir su impacto reemplazando las embarcaciones tradicionales por nuevas de “cero emisiones”. Ya se están evaluando las primeras embarcaciones.

Un ensayo que se está llevando a cabo actualmente consiste en un transbordador 100% eléctrico, que carga las baterías luego de cada travesía. El tiempo es crítico; una vez que se descargan los vehículos de llegada y se cargan los vehículos de espera, el buque debe estar listo para la salida.

Para lograrlo, se está utilizando un sistema de carga súper rápido, pero esto genera niveles de calor excesivos que pueden dañar las baterías, reduciendo su vida útil. Por consiguiente, se tuvo que desarrollar un sistema de enfriamiento durante el proceso de carga.

Un elemento fundamental de esta solución de refrigeración son los intercambiadores de calor Bowman que enfrían las baterías asegurando que nunca excedan su temperatura recomendada, eliminando la posibilidad de daños por sobrecalentamiento, a la vez que permiten que se recarguen de forma rápida y segura. Su éxito podría proporcionar un modelo para otras aplicaciones marítimas que necesiten una carga súper rápida.

Además de enfriar las baterías, durante los meses de invierno, el proceso puede invertirse: se puede usar los intercambiadores de calor para calentar las baterías, ya que, con temperaturas extremadamente bajas, el ciclo de carga tarda mucho más en completarse.

Bowman, que ya suministra intercambiadores de calor a muchos de los principales fabricantes de propulsión marítima eléctrica e híbrida del mundo, también ofrece soluciones de refrigeración para la infraestructura de carga que los mantendrá en funcionamiento.

Así que el futuro es eléctrico, ¡y en su centro están los intercambiadores de calor Bowman!