Aunque generalmente los sistemas de propulsión eléctrica toleran mejor los incrementos de temperatura, en comparación con los motores de combustión tradicionales, existe un área importante donde unas temperaturas más altas pueden tener un efecto perjudicial en el rendimiento de los componentes de la transmisión.
Las pruebas realizadas por los principales fabricantes demuestran que para mantener el rendimiento y extender la vida útil de los componentes de la transmisión, las temperaturas deben ser mantenidas lo más bajas posible.
Un principio universal de la electrónica establece que una temperatura inferior a 10 °C duplicará la vida útil de los componentes eléctricos y eso se puede aplicar a los sistemas eléctricos de propulsión marina.
Sin embargo y, aunque el ciclo de vida de los componentes muy importante, existe otra cuestión a considerar, que es el hecho de que en muchos sistemas de propulsión eléctrica, se usan sofisticados controles basados en sensores para controlar su estado y rendimiento. Si la temperatura del agua en el interior del circuito de refrigeración se incrementa por encima de determinados niveles, será detectado por los sensores reduciéndose la potencia del tren de transmisión para proteger los componentes del sistema. Para sus usuarios, las implicaciones de este cambio a un modo de funcionamiento limitado puede suponer desde una situación simplemente frustrante hasta convertirse en realmente peligroso, dependiendo del estado del agua y las condiciones climáticas.
Una empresa puede superar este problema, a modo de ejemplo, mediante el diseño del circuito de refrigeración de su transmisión de 100 kW para que funcione a una temperatura máxima de 60 °C, teniendo en cuenta una temperatura máxima de entrada de agua de refrigeración de 35 °C y utilizando intercambiadores de calor Bowman para garantizar un enfriamiento preciso de todos los componentes.
El rápido desarrollo y crecimiento de transmisiones de alta potencia (60 kW más) ha generado igualmente la necesidad de una mayor eficiencia en los circuitos de refrigeración para administrar las cargas de calor generadas. En la actualidad, las compañías están considerando esta necesidad en todos sus rangos de producto.
Los requisitos principales de refrigeración para estos sistemas afectan al paquete de baterías y al cargador incorporado (en caso de encontrarse instalado), al convertidor de CA-CC, el convertidor de CC-CC, además de al propio motor de accionamiento eléctrico.
Durante más de 60 años, Bowman ha trabajado con la industria marina proporcionando intercambiadores de calor altamente eficientes para refrigerar el agua de la camisa del motor, sistemas de lubricación, sistemas de refrigeración de aire de sobrealimentación y transmisiones. Los intercambiadores de calor de carcasa y tubos de Bowman son reconocidos por un excelente rendimiento en transferencia térmica, fiabilidad y una prolongada vida útil, especialmente ante medios de refrigeración complicados como agua marina.
Actualmente, y a medida que la industria avanza hacia una nueva era de propulsión ecológica, Bowman vuelve a estar a la vanguardia de la tecnología de refrigeración trabajando con fabricantes de sistemas de energía motriz eléctricos e híbridos y proporcionando los niveles requeridos de refrigeración del sistema en sus equipos.
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